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martes, 15 de noviembre de 2011

Y no me sirve de nada.

Extraño ir en el coche contigo.
Extraño pasar por el drive through del oxxo y comprar un paquete de marlboro azules, y otro de blancos. Extraño después ir a otro drivethrough del starbucks, y comprar un toffee nut latte.
Extraño verte bien peinado, con tu cabello chino negro azabache.
Ver tus lentes chuecos prada, por que siempre los andábamos llevando a arreglar, ahí por donde mandaste a enmarcar el cuadro que para ti pinté.
Tus cachetitos siempre chapeteados.
Tu cuerpo lleno de pecas, como si una peca más se fuera a ver ridícula.
Tus tenis converse blancos en tus deditos, con tu lunar anímico, y tu camisa de cuadritos.
Tu perfume delicioso, que solo huele bien en ti.
Hundirme en tu pecho, mientras tu manejabas, con un pie doblado, por que el altima era automático.
Y tu mano llena de olas y peces en el volante.
Extraño las luces rojas del tráfico, estar a tu lado mientras hacías música, ir al mirador, a ver los pájaros volar y bailar con louis.
Extraño la simplicidad de tu compañía, que abarcaban tus ojos la totalidad de mi periferia, y nada más existía. Regresar del panteón para dormir juntos.
Ver como te ponías, desde la cama,  a palmaditas la crema después del baño, y sonreír y reír y cocinar mientras yo hacía el ridículo, verte fumar. Y fumar. Y fumar. Mientras yo bailaba.
Pero lo que más extraño, es tenerte aquí. Deje de preguntarme, aun que no entiendo, y se que jamás entenderé. Pero te extraño.
Mucho te extraño.
Más que a nada, daría todo, por tenerte aquí.
Eres mi mundo, y una parte de mí, vivirá siempre ahí.

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